La veterana jugadora catalana, que llevaba 4 años en el retiro, se pone el gorro de nuevo y compaginará su labor con un puesto de segunda entrenadora del equipo

Después de cuatro años en el retiro, y múltiples propuestas cada año para regresar a las piscinas, Alba Sánchez vuelve al waterpolo de la mano del Tenerife Echeyde. La veterana jugadora catalana (30 años), que puede jugar de boya o en el lateral-extremo izquierdo, llega a las Guerreras del Echeyde como un quinto refuerzo de lujo para dar el salto de calidad en Primera y compaginar su rol con el de segunda entrenadora. “Es el momento de recuperar el nivel y la forma física para estar a la altura del reto que viene por delante”, afirma.

La waterpolista regresa a un deporte en el que ha hecho carrera con diez años en la máxima categorías, desde sus inicios con el C.N.Rubí con 13 años. Allí se hace jugadora, participa en edad de categorías en dos europeos y un mundial, con un bronce incluido en Chania 2008, y debuta en División de Honor. Además de estos éxitos, da un paso más en su trayectoria con su llegada al Sant Andreu, donde juega un año, y su posterior aventura en el C.N.Terrassa, Allí permanece durante varias campañas y triunfa con un subcampeonato de la Copa de la Reina en 2013.

“Esta vez no pude rechazar un bonito proyecto de futuro, con ambición y ganas de crecer”

En 2016, ya con la idea de colgar el gorro, decide volver a su casa, al CN Rubí, como su penúltima experiencia, antes de poner el broche de oro en 2017 con el Fluvial de Oporto. Con su último club juega Champions y llega a las finales de la Liga portuguesa. “Cuando me retiro me llegan muchas ofertas y siempre

tenía el gusanillo de volver, así que esta vez no pude rechazar un bonito proyecto de futuro, con ambición y ganas de crecer”, explica Sánchez.

Dentro sus propósitos para la temporada de su vuelta estará aportar su experiencia dentro y fuera del agua, así como ayudar al crecimiento del equipo, tanto a nivel nacional, como contribuir a construir una cantera femenina sólida con las chicas que jueguen en los conjuntos de categoría del combinado chicharrero.

Así, Alba Sánchez descolgará el gorro para seguir demostrando unos puntos fuertes que le convirtieron en una gran jugadora: su habilidad, el juego con las dos manos y los pies, y un hambre voraz jugando cada partido como una final.

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