El joven tinerfeño vuelve al club donde ha jugado toda su vida, después de un año fuera jugando para el juvenil del Sant Andreu en Barcelona

Adrián Magriñá regresa a la que siempre fue su casa: el Waterpolo Tenerife Echeyde. Tras una pequeña escala en tierras catalanas, donde no se alejó del waterpolo jugando en el juvenil del Sant Andreu, el joven tinerfeño vuelve seducido por un proyecto atractivo y para demostrar todo lo que ha aprendido fuera.

Su familia, estudiar Economía y compartir vestuario con Albert. Estos tres motivos hicieron que Magriñá cogiera la maleta y volviera cual hijo pródigo. “El Adrián que llega de Cataluña es más maduro por haber salido de su zona de confort, más fuerte mentalmente y ha madurado mucho su juego a base de partidos y entrenar mucho”, asevera el waterpolista, quien afirma que siempre es un gusto estar en casa, así como que no le hace ascos a ninguna posición

Producto de la fábrica del Echeyde, Magriñá siempre ha valorado mucho el trabajo de cantera que se realiza en el club chicharrero. “Siempre nos han tratado genial y nos han dado oportunidades. Se agradece la confianza”, explica. Y es que para el waterpolista un equipo sin cantera pierde esencia.

Con respecto a la temporada, la mira con ilusión, pero sin perder de vista sus propósitos principales: hacer una buena química con los compañeros, aportar optimismo y dar el 100 %. Con estos tres objetivos y, tal y como reconoce, sin mirar atrás, el tinerfeño saltará a la piscina del Acidalio en lo que espera que sea un dulce regreso.

Foto | Arsenio Waterpolo

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